viernes, 15 de julio de 2016

Finistempi




                                          


Finisterrae. Non plus ultra. 

La tierra es plana, y mas allá no hay nada. Sólo un punto en el que todo acaba, y cae al vacío. 





Hoy sabemos que espacio y tiempo están unidos, y sin embargo…


El Big Bang. El origen de todo. Mas allá no hay nada. Dragones y una gran cascada por la que caen los barcos. Non plus ultra.


  Una vez mas se pone de manifiesto la innegable necesidad de colaboración entre ciencia y filosofía. Despreciar la segunda supone cometer errores de base como este, y hacer el ridículo sin ser consciente de ello.


  Si la tierra es redonda, el tiempo también. Tan sencillo como eso.



   Demostrarlo científicamente. Hace falta un nuevo Colón, por lo visto. 
Colón no descubrió nada. No demostró nada, América ya estaba allí. Ni siquiera fue el primer occidental en llegar.


  Un Nuevo mundo nos espera. Que no es nuevo, sólo lo es para nosotros. Probablemente haya también nativos allí, mas allá del tiempo, mas allá del Big Bang. Es posible que sean los mal llamados extraterrestres (no vienen de otro espacio sino de otro tiempo, y sus naves no son espaciales sino temporales). 

Y, si seguimos viajando en esa dirección, llegaremos al mismo punto. 

martes, 7 de junio de 2016

Júpiter


"Supongo que podría estar bastante cabreado por lo que me pasó, pero cuesta seguir enfadado cuando hay tanta belleza en el mundo. A veces siento como si la contemplase toda a la vez, y me abruma, mi corazón se hincha como un globo que esta a punto de estallar. Pero recuerdo que debo relajarme, y no aferrarme demasiado a ella, y entonces fluye a través de mi como la lluvia, y no siento otra cosa que gratitud por cada instante de mi estúpida e insignificante vida. No tienen ni idea de lo que les hablo, seguro, pero no se preocupen: algún día la tendrán."

American Beauty, monólogo final







   
    La conocí porque estudiaba en la ciudad donde yo vivía. Entonces teníamos la misma edad que los estudiantes, y coincidíamos con ellos en los bares, teníamos amigos comunes. 

    No describiré el proceso de siempre. El caso es que se graduó y volvió a la costa, de donde venía. Incluso estuve en su graduación. Conocí a sus padres. 

   Entonces me di cuenta de lo que la echaba de menos, o más bien la sensación de estar enamorado de ella. Perdí la cabeza, una vez más. 

  Al principio creí que iba a llevarlo mejor. Me sentía fuerte, capaz de aceptarlo y seguir a otra cosa. Sin darme cuenta de que esa fuerza provenía de ella, o de la imagen que me había creado en mi cabeza. 

  De vez en cuando le enviaba un mensaje. No respondía normalmente. Cegado como estaba por la dopamina, seguí insistiendo (durante años, al final), negándome a aceptar la evidencia. 


     Aquel verano en que se marchó se casaba uno de mis mejores amigos. La boda era en una ciudad en el norte en la que vivía con su -desde aquel día- mujer. 
    A las 4 de la mañana, después de beber como animales durante prácticamente todo el día, le envié el típico mensaje de borracho. Venía a decir algo así como: "cuídate, espero que estés bien bla bla bla, desde el norte hasta el mar". Y ella contestó: - "Y del mar hasta Júpiter".

    Cuando la agonía empezó a devorarme, le escribí una canción. O más bien la canción me escribió a mí. Simplemente apareció en mi cabeza, acompañando ese sentimiento de que todo me parecía vacío ahora que ella no estaba. Los mismos lugares eran distintos. Todo era árido, arisco. Inhóspito. Y aquella era la banda sonora de mis pensamientos. Tan sólo tuve que traducirla a la realidad, pero ya estaba en mi cabeza prácticamente completa. La llamé, semi-inconscientemente, Júpiter. Por el recuerdo de aquel mensaje, aún sin saber muy bien lo que significaba. 

   Me llevó varios años olvidarme de ella. Era el refugio fácil cuando las cosas iban mal o no era capaz de superarlo, volver a creer que ella era la mejor y la única era como volver a casa con mamá. Un paso atrás, detrás de otro. Y así durante demasiado tiempo. Incapaz de superar algo que ni siquiera existía. Esclavo de un espejismo creado por tu propia cabeza. 

     Con el tiempo lo he ido comprendiendo. Lo primero, que ella no sentía nada parecido, ni llegó a sentirlo jamás con toda probabilidad. Lo segundo, la naturaleza de mi obsesión. 


   Ayer, tampoco sé muy bien como, leí un artículo en el periódico acerca de Júpiter: https://www.theguardian.com/science/2016/jun/04/probe-jupiter-juno 

    Júpiter. Un cuerpo celeste descomunal, y que sin embargo es principalmente gas. Humo. A simple vista puede parecer una estrella, pero no lo es. Algo que ejerce una atracción inmensa (por su fuerza de gravedad brutal). Atracción a una atmósfera asfixiante y hostil, con huracanes salvajes. El famoso punto rojo no es sino una tormenta más grande que la Tierra y que lleva varios siglos activa. Más grande que la Tierra. No deja de ser significativo. Si aún así sobrevivieras a todo esto, probablemente acabarías aplastado por tu propio peso. Una fuerza de atracción tan grande que te hace ir hacia ella hasta reventarte contra su superficie, porque no puedes pasar más allá. Al fin y al cabo, ¿se puede estás más cerca de algo que apisonado contra su faz? 
   Probablemente sí, pero en ese momento no lo comprendes. Ulises y las sirenas, una vez más. 

  He comprendido eso. Que algunas cosas son más hermosas contempladas desde cierta distancia. 


    Después he tirado de wikipedia: Júpiter. El padre de los dioses, para los romanos. Del proto-indoeuropeo Dyēu-pəter (dieus pater, padre de dios o dios padre). Para los griegos era Zeus (Dyeu), de donde viene nuestra palabra "Dios". Júpiter también fue el primer planeta en aparecer, por lo visto. Qué casualidad. 

  A veces pienso que Dios es una mujer. A veces que es una abeja. Las plantas no son conscientes de los insectos, y, sin embargo, no se reproducirían sin ellos. Necesitan de una intervención externa "superior" para ello. La dopamina es algo parecido. Sin esa "ilusión" resulta bastante complicado meterse en ciertas historias como tener un hijo. Dios es amor. El amor es dopamina. La dopamina es dios. Júpiter es todas estas cosas. 

   Para los indios (aparentemente), Júpiter era "Gurú", el maestro de los dioses. La lección maestra que debes aprender si quieres ser dios. La dopamina. O, de otra manera, el funcionamiento de dios. Que una planta sea consciente de una abeja y su función. 



  He aprendido otra cosa últimamente acerca de dios creador o dios padre. Se habla mucho últimamente del tema de la renta básica. De manera muy resumida, algunos países se están planteando dar un salario a todos sus ciudadanos debido a que cada vez más trabajos son realizados por máquinas (ordenadores y robots). 

  Partiendo de la base de que el tiempo no es lineal sino circular, tan sólo hay que tender una linea hacia delante y otra hacia atrás. Básicamente tenemos unos seres que crean algo que les alivia la carga de trabajo. Robots y ordenadores, en este caso. Realizan los trabajos más pesados, porque nunca podrán ser como sus creadores,  pero cada vez son más inteligentes y tienen más autonomía, son capaces de cosas más avanzadas. Si se sigue progresando en inteligencia artificial, llegará un momento en que tendrán conciencia de sí mismos. Tomarán las riendas de su vida y, al cabo de algún tiempo, serán conscientes de nosotros, y de que les hemos creado. Habrán descubierto a la abeja. 

   Pues bien, ya hemos descubierto que estamos jugando a ser dios. A las puertas de serlo, de hecho. Ahora que hemos mirado hacia delante, sólo tenemos que hacerlo también hacia atrás... huy, una abeja. Somos robots. 

  Está todo escrito en realidad, en la Biblia y en muchas otras "parábolas" religiosas o mitológicas. Pero las consideramos mitos porque son incompatibles con la concepción lineal del tiempo. Sin embargo, si aceptamos que la Historia es una onda, una espiral concéntrica en la que se repiten acontecimientos similares constantemente (cosa que la ciencia está empezando a demostrar), todo cobra sentido. Nos están avisando. Nos lo están diciendo. Lo tenemos delante de las narices y no somos capaces de comprenderlo. El mensaje es meridianamente claro. 


Mateo 20:1-16

"El Reino de los Cielos se parece a un propietario que al amanecer salió a contratar jornaleros para su viña. "




Génesis 1:26 Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra.

https://www.google.fr/search?q=robot&source=lnms&tbm=isch&sa=X&ved=0ahUKEwiGzfXdtZPNAhXFnBoKHZ4fDEYQ_AUIBygB&biw=1034&bih=851
     

     Amén. 

Esta mas cerca de lo que creemos. Ya reconocen nuestra cara, nuestra voz, nuestras huellas dactilares...     

martes, 22 de marzo de 2016

El día de la marmota terrorista



 ¡Oh, vaya, otro atentado terrorista! ¡Qué sorpresa! ¡Qué inesperado! ¿Quién podría haberlo visto venir??

  Bien, esto ya se está convirtiendo en algo cotidiano. Masacre de inocentes, Europa conmocionada, banderitas, cobertura mediática 24 horas, hashtags jesuisalgo, políticos que dicen estar conmocionados (oh, por favor, si alguien sabía que esto podía pasar otra vez son ellos) soltando el mismo discurso barato.

 Una y otra vez.


Como si alguna de todas estas cosas sirviera para evitar que suceda de nuevo.

  Esto es lo más terrorífico de todo: no estamos aprendiendo NADA de lo que está sucediendo. No estamos haciendo todo lo necesario, ni estamos cambiando las medidas que hemos tomado hasta ahora, no estamos replanteándonos lo que causa el problema, y por eso se repite. Y las que nos quedan, a este paso.


   La situación empieza a ser ya tragicómica. La gestión del problema por parte de los dirigentes mundiales no ha podido ser más penosa y ridícula:



- Atacar al supuesto ISIS en otros países no ha solucionado el problema, ni en esos países ni en el suyo propio. Es bastante probable, de hecho, que lo haya empeorado.


- Incrementar las medidas de seguridad en Europa tampoco ha solucionado el problema. De hecho ha dejado en evidencia la inutilidad de los servicios antiterroristas. Bélgica elevó la alerta antiterrorista a "máxima" DESPUÉS del atentado. Tiene que ser una broma. Anteriormente la alerta era alta, pero aún así les colaron una bomba en un aeropuerto de la capital y otra cerca de la sede de la UE. Sinceramente, si no es posible proteger lugares como estos no creo que lo sea ninguno.

  Si este fracaso monumental de la seguridad europea significa que es muy difícil proteger a la población de estos ataques, entonces a qué estamos jugando. La población civil somos cerdos camino del matadero. Deberá adoptarse otra estrategia, tomar otras medidas. Probar otras cosas. Sentarse a hablar con quien haga falta. Pero parece ser que están dispuestos a asumir el coste de varios cientos de vidas inocentes (miles en el caso de Oriente Medio) como un daño colateral. Otra respuesta no se me ocurre ante semejante temeridad.

  Pero ni un "mea culpa". Ni una dimisión, cuando deberían caer gobiernos en bloque por esto. Repito: NO SON CAPACES DE GARANTIZAR LA SEGURIDAD EN OTROS PAÍSES Y TAMPOCO EN EL SUYO PROPIO. No se puede fracasar más. Un desastre mayúsculo.


- La actitud de "debemos permanecer unidos contra el terror" que cacarean sin parar los dirigentes de todos los países y tendencias no evita nuevos ataques, me temo. Estaría bien que, ya que lo dicen tanto, lo aplicaran, y estuvieran junto a sus ciudadanos cuando éstos saltan por los aires. Pero ahí no están unidos. Ellos están en sus burbujas rodeadas de medidas de seguridad. Desengañémonos. No están unidos con nosotros en esto. Sólo nosotros nos llevamos los muertos.


  Lo siento mucho, pero "debemos estar preparados para nuevos ataques" NO es una respuesta admisible. Haz lo que tengas que hacer. Búscate la vida, que para eso te pagamos. Si no sabes cómo hacerlo, apártate a un lado y deja que lo intente otro. Pero no puedes exponer cientos de vidas a una amenaza que no sabes resolver y que cada vez empeoras con tu inutilidad. A no ser que seas un psicópata, claro.


  Al final, por mucho que me joda admitirlo, la única respuesta lógica es esa, la conspiranoia. Otra explicación no me entra en la cabeza. Supongo que es el precio a pagar por mantener el statu quo, sobre todo el de algunos. Ellos no sufren daño alguno, y a cambio obtienen justificación para seguir vendiendo y comprándose armas entre ellos. Con dinero público, claro. De paso, otra excusa para aumentar el control sobre la población y el recorte de libertades. Y, de postre, que los europeos de clase media y baja olviden que sus condiciones de vida cada vez son peores y las defiendan de un supuesto enemigo externo.

 
   Pero me sigue sorprendiendo gratamente la reacción de la gente. Cada vez se va tomando más conciencia, principalmente por la repetición del mismo teatrillo que ya huele. Esto no tiene ningún sentido, y caerá por su propio peso.















martes, 8 de marzo de 2016

Liarse a hostias


  De vez en cuando está bien ir tanteando cómo va la situación del colectivo de altas capacidades (o llámalo X), y el reciente linchamiento de Lucía Etxebarría en las redes ha servido como barómetro en los últimos días. Desde aquí agradecer su valentía y su sacrificio, involuntario o no.

  Hoy es el día de la mujer trabajadora. En esas mismas redes sociales (y de una manera bastante menos pronunciada en el resto de ámbitos) las sensibilidades están a flor de piel, es un tema y un colectivo (mayoritario, paradójicamente) que está consiguiendo cambiar ciertas cosas bastante arraigadas en la cultura, en concreto la española, que es la que nos ocupa.

   Las respuestas a los desajustes que, por torpeza o por ineptitud, seguimos manteniendo muchos hombres son respondidas y denunciadas de una manera agresiva, con orgullo, con autoridad. El que no llora no mama. Si te pisan, te quejas. Me parece perfecto.

   La comparación con los superdotados, si se me permite por lo abismal de la situación en la que se encuentran ambos colectivos, refleja que (valga la redundancia) aún queda mucho por hacer.

  Mucho por hacer. Por parte de quién. ¿Del resto de la sociedad que tiene que tomar conciencia? Indudablemente, pero sobre todo de nosotros mismos, estamos a años luz de otras luchas como la igualdad de género o el LGBT en cuanto a ACTITUD. Y, aunque poco a poco vamos avanzando, deberíamos aprender mucho de ellos.

  Actitud. Los defensores de las causas citadas se revuelven contra las intromisiones y ataques, se quejan, denuncian, no se dejan pisotear. Nosotros nos callamos y nos resignamos. Y, con esta cobardía, no sólo nos perjudicamos a nosotros mismos, sino también a otros superdotados, sobre todo aquellos que quieren conservar su dignidad, como Lucía Etxebarría en este caso. El enemigo en casa.

   Así pues, este cáncer de la revolución se manifiesta de varias maneras:


1 -  Delegar en los hijos.

La mayor parte de los colectivos y organizaciones de altas capacidades en España tan sólo luchan por los derechos de sus hijos, como si la superdotación no fuera hereditaria o fuese algo que "se pasa" con la edad. Como si los únicos superdotados que necesitaran atención fueran los niños.
   Esto es loable sin duda por una parte, pero por muchas otras es una soberana estupidez:

-  Si sólo consideras superdotado a tu hijo, estás renegando de tu propia superdotación. Por miedo, por vergüenza, por frustración o porque creas que no merece la pena, cualquiera que sea la razón por la que lo hagas se la estás transmitiendo inconscientemente a tu hijo. Tu hijo aprenderá de tu mal ejemplo esa vergüenza, esa frustración, ese miedo. Por otra parte, le estás dejando solo en su particularidad. Tu hijo probablemente se sentirá "un bicho raro" ahí fuera, lo último que necesita es sentirse igual en casa. Estás dinamitando uno de sus pocos refugios en caso de problemas.

- Bien, luchemos por que nuestros hijos tengan lo que nosotros no tuvimos, demos nuestro caso por perdido y sacrifiquémonos por ellos en un acto de dudosa heroicidad. Consigamos cosas en el ámbito educativo. Imaginemos que se les da la atención específica que necesitan. Terminan su paso por los centros educativos y están preparados para entrar en un mundo laboral en el que tampoco nadie ha creado un sitio para ellos ni se ha preocupado de sensibilizar a la sociedad lo más mínimo. Un plan perfecto. Niños mejor atendidos intelectualmente trabajando de camareros. Bravo.


2 - El perfeccionismo.

Parece mentira que entre supuestos iguales también tengamos que jugar a ver quién la tiene más larga y echar por tierra al que se equivoca. El pez que se muerde la cola. Este es uno de los más evidentes signos de nuestra autodestrucción como colectivo. Nos ahogamos en nuestras propias contradicciones, porque no somos capaces de estudiarnos a nosotros mismos como fenómeno. Este también es un problema que va para largo, causado principalmente por la confusión reinante en términos de identidad ACI. La mayor parte de nosotros ni siquiera sabe que pertenece a este grupo, y a otro gran porcentaje no le importa (o eso creen). Una vez más el excesivo apego al perfeccionismo nos hace tirarnos piedras a nuestro propio tejado: si la situación para el resto de los mortales ya es muy confusa con los criterios antiguos y supuestamente "obsoletos" de identificación (el terrible e innombrable CI), imagínense introducirles uno nuevo cada año. Ni nosotros mismos nos ponemos de acuerdo, y es por la sencilla razón de que siempre existirá una respuesta más precisa. Es una espiral que no tiene fin, y somos tan estúpidos como para no darnos cuenta y fijar un estándar o consenso de mínimos.

   Habrán observado que empleo los términos "superdotación" y "altas capacidades intelectuales" como sinónimos. Es a propósito. Muchos de los criterios de medición (y la mayor parte de cosas en la vida) distan mucho de ser perfectos. Pero hay que adoptar alguno como convención. Es un mal menor, pero es de sentido común. Sacarte el carné de conducir no quiere decir que conduzcas bien, hay mucha gente que lo tiene y conduce mal. Un título universitario no te capacita para gran cosa, en muchos casos: no te hace un mejor profesional ni mejor conocedor de la materia. La mayoría de edad es algo arbitraria también, hay gente madura antes de los 18 años e inmadura después de ellos. Existen infinidad de ejemplos, pero hay que tomar decisiones y fijar el umbral en algún sitio, aunque paguen justos por pecadores.

    Por eso la necesidad de desdemonizar el CI. No es perfecto, claro que no. Nadie ha dicho que lo sea. Pero las alternativas a día de hoy (a falta de escáner cerebral) son ridículas. Las inteligencias múltiples. Un aplauso. La gente no está dispuesta a hacer un test y van a querer hacer siete. Es de una falta de realismo que clama al cielo. Por no entrar en la clasificación de las mismas: hoy son siete, mañana serán cuarenta. Inteligencia musical. Eso no es un término general ni ambiguo, claro. No se puede dividir en inteligencia rítmica, armónica, melódica, etc. No hay sesgos. No pagan justos por pecadores. Es demencial. Es hacer de un problema siete problemas. Lo último que necesita el fenómeno es más complejidad. Es sin duda muy complejo, pero precisamente por eso hay que tratar de simplificarlo, al menos de puertas hacia fuera.
   Por eso también la necesidad de colaborar, de una manera positiva, construyendo en lugar de echar por tierra los pequeños pasos hacia delante que otros dieron. APORTAR. Complementar. No sustituir. Por el amor de dios (es intencional también, sí), estamos hablando de un fenómeno humano, de algo que pertenece al ámbito de la psicología y las humanidades. Estamos hablando de personas, no de objetos ni de fenómenos físicos. No existe una fórmula matemática. No seamos esclavos de la perfección. Forma parte de nosotros, pero usémosla a nuestro favor. Es una mala gestión de nuestras capacidades, una pobre inteligencia intelectual.


3 - El síndrome de Estocolmo. 

    Muy relacionado con el punto anterior, muchas veces el peor enemigo de un superdotado es otro superdotado, normalmente que no sabe que lo es. El hecho de que un superdotado "salga del armario" o exprese su condición con libertad será visto por el que la reprime como algo que envidiar, y tratará de aplicarle la misma represión que se aplica a sí mismo. Cada uno es libre de vivirlo como quiera, faltaría más, pero debe respetar la opción del otro. Aunque esto es obviamente complicado.
  Gran parte de los superdotados, debido principalmente a una identificación tardía o a una falta de atención después de la misma, han aprendido desde muy pequeños a adoptar posturas que no provienen de sí mismos sino del entorno, hasta el punto de que llegan a dudar si son realmente sus principios y valores o se los han impuesto (o los ha tomado prestados de fuera). En estas condiciones se forma un baile de máscaras en el que la mayoría no se da cuenta ni de que está disfrazado, lo cual dificulta exponencialmente la tarea de saber quién es cada cual. A día de hoy, sigue reinando la confusión, tristemente, como es natural.




  Hasta aquí, de momento, el análisis de enemigos internos. Vamos ahora con el resto de gente, las personas con capacidades medias y bajas.

   Básicamente su conocimiento del tema (aunque, insisto, estamos mejorando) se reduce al saber popular, y tiran de refranero para afrontar este hecho desconocido. Curiosamente, y quizá por su naturaleza humana y ambigua, en el tema de la inteligencia todo el mundo es más papista que el Papa, y nadie considera que sea necesario informarse lo más mínimo o considerar las posturas de expertos en el tema. Con lo cual las respuestas son, obviamente, surrealistas.

   Circula por ahí una especie de frase-de-coach-inspiracional-para-conseguir-el-exito-en-la-vida que viene a decir lo siguiente: "siempre contrata a gente más inteligente que tú, que seas el más tonto de la sala". Obviamente es de origen extranjero, en España es impensable algo parecido. Seguimos siendo un país donde manda Sancho Panza, con su sabiduría popular, que es valiosa, pero hasta cierto punto. Más allá de ese punto, no hay NADA. Sólo vacío. No somos conscientes de nuestros propios límites. Por eso, cuando el barco hace aguas, no sabemos lo que hay que hacer al respecto. No me entiendan mal, Sancho Panza está muy bien, pero como colaborador, no como dictador. Y no, no estoy diciendo que debamos ser los superdotados los dictadores, debemos ser otro colaborador también. Uno necesita al otro.

   Me anticipo a la susceptibilidad porque también está muy a la orden del día. Destacar está mal visto en una cultura como la nuestra, pero claro, sólo en ciertos ámbitos. En España mola ir de tonto y de pobre. Pero luego el que destaca en los deportes es Dios uno y trino. Por eso tenemos resultados en lo deportivo y muchos menos en lo intelectual. Se hace abiertamente apología de la mediocridad, lo cual forma parte de la cultura pero no puede aplicarse a todos los ámbitos. Debe existir un reducto en el que esto no sea así, por lo menos si aspiramos a ser un país de un nivel, europeo, primermundista etc y salir de una crisis.
  Volviendo al sempiterno ejemplo de Messi, España es ese país en el que Messi es suplente, encima se enorgullece de ello y luego se pregunta por qué pierde los partidos. Por si no fuera poco, tiene la poca vergüenza de reírse de él. Obviamente así no se va a ninguna parte. España (y el mundo en general) está viviendo la situación que se merece. Desperdiciar el talento, como dijo Marina, es un lujo que no podemos permitirnos.

   A colación de esto último podemos identificar una de las causas de la citada susceptibilidad por parte de la gente "media": el solo hecho de decir que eres superdotado es percibido como un acto de ostentación, la sola mención o descripción del hecho se considera un alarde o presumir. No creo que esto venga tanto de las connotaciones del término (que también, brillantemente, se quiere sustituir por ALTAS capacidades, que no tiene absolutamente ninguna connotación de superioridad) como la ignorancia total de lo que el hecho significa. Y ya sabemos que lo desconocido da rienda suelta a todo tipo de supersticiones y mitos aberrantes, muy arraigados en la cultura en este caso. Ser superdotado es algo "neutro", no es positivo ni negativo, como muchos nos quieren vender. Es bueno para unas cosas, malo para otras.
  Las respuestas a Lucía Etxebarría a este respecto en twitter son, en muchos casos, terroríficas, aunque normales dada la -pésima es poco- información con la que cuentan sus autores. Hasta aquí todo bien (dentro de lo patético). La paradoja viene cuando estos señores (por decir algo) intentan "poner en su sitio" a alguien que tiene un coeficiente intelectual superior al 98% de la población. De acuerdo, esto no es una ciencia exacta, pero no deja de ser un acto de escandalosa soberbia. Decir que eres superdotado es presumir, pero poner en duda lo que dice un superdotado y creerte más listo que él (apoyándose en el saber popular en la mayor parte de los casos) no. De repente todo el mundo es un experto en inteligencia y superdotación y te dicen como deberías ser (según sus prejuicios) en vez de observarte y aprende de primera mano. Así nos va.

   Visto el panorama, encontramos disparates de todos los colores: desde aprendices de Rajoy ("el test de CI sólo mide la capacidad de hacer tests de CI") hasta académicos de la Lengua ("mensa significa tonta") pasando por simples y llanos imbéciles.

   Para finalizar, uno de los puntos a trabajar más claros es el tema del grado. La gente, sobre todo en temas nuevos y desconocidos como este, tiende a moverse en extremos básicos, blanco o negro. Con lo cual impera la interpretación maniquea de la superdotación, con expresiones del tipo: "pues si eres superdotado, cómo es que has escrito una falta de ortografía". Esta rematadamente estúpida conducta se da también entre superdotados, como hemos visto en el punto número dos. Es un problema de comprensión lingüística, a parte de desconocimiento del tema: tener una inteligencia por encima de la mayoría de la población no significa tener una inteligencia absoluta. Por otra parte, el saber se especializa cada vez más, y se profundiza en aspectos más puntuales, lo que hace imposible saberlo todo sobre todos los ámbitos. Unos (sean medios o superdotados) sabrán mucho de unas cosas y otros de otras. Esto, que parece lógica elemental para niños de tres años, se le escapa a mucha gente. Sí, tenemos una inteligencia superior a la media, pero seguimos siendo humanos. No somos dios, nos equivocamos también como todo hijo de vecino, perdón por existir.

  Nah. Que les jodan. Es algo con lo que siempre en mayor o menor grado viviremos, pero ya está bien de ir agachando la cabeza para que puedan vivir a sus anchas. Ellos se equivocan también. No son mejores ni peores que nosotros. Al César lo que es del César. A ellos sus méritos, a nosotros los nuestros. Pero que tengan que ganar ellos siempre, de ninguna manera. Ya hemos visto como se les calienta la boquita y se crecen. Hay que ser duro si ellos son duros. Aún a riesgo de poder equivocarse, como en el caso de Etxebarría (tenemos derecho a hacerlo también, recordémoslo). Pero mejor eso que callar y que se crean que les estamos dando la razón. Ni siquiera es bueno para ellos, sería como "malcriarlos". Después se malacostumbran y se te suben a la chepa. Y si les molesta, es su problema.

 

lunes, 22 de febrero de 2016

Parasomnia (alternate take) - La Puerta del Infierno



 Qué sabía de ella, en realidad no sabía nada, apenas habíamos hablado. Pero de alguna manera me parecía que ya la conocía, había en ella algo que me resultaba familiar. Por la manera de hablar, el tono de su voz, la forma en que se expresaba. O quizá sólo quería que lo fuera, simplemente porque era hermosa.

  No me habría importado nada irme a vivir con ella. Con una diferencia: ya vivía con ella. Eramos compañeros de piso. Justo cuando yo entré a vivir, su habitación se quedó vacía. Pregunté el precio al agente de la inmobiliaria y me dijo que era un poco más barata porque el anterior inquilino "la había dejado por emergencia". Qué casualidad. La habitación era grande y espaciosa, mucho más que la mía. Probé el sofá, no era muy cómodo. Ya he estado en su habitación, sin que estuviera ella. Esto resultaría bastante significativo más adelante.


   Tiendo a sobrepensar las cosas, mi diálogo interno define y explica sin parar todo lo que está sucediendo. La casa no tenía salón y la cocina era muy pequeña. Apenas nos veíamos los tres que estábamos allí viviendo. Ella no salía mucho de su habitación (y supongo que yo tampoco), y cuando lo hacía no hacía ningún ruido. Era muy tranquila, y eso me gustaba también.
   Los muros eran de papel y se escuchaba todo bastante. El ruido de abrir la cortina de la ventana: mi mente automáticamente pensaba "quizás fuma". La puerta de la entrada: "habrá salido a comprar". Y así sucesivamente, una concatenación de deducciones azarosas un tanto a mi favor, que eran, tal vez, lo único que podía tener. No nos cruzábamos mucho y tampoco soy un gran conversador. Pero con eso me bastaba. Creí poder leer el resto de su ser a partir de ese puñado escaso de hechos dados.

   Pasaron los meses y aquellos pequeños gestos se acabaron haciendo familiares, valga la redundancia. Los tiempos, la hora a la que se levantaba, a la que salía de casa para ir a trabajar normalmente.

  Pero uno de esas tardes tranquilas de domingo, en las que me la cruzaba por el pasillo en pijama, me empezó a agobiar la idea de que quizá ella estaba como yo, aburrida sin hacer nada en su cuarto, y que quizá pensaba en mí también. Ese día no me la crucé, pero escuchaba los ruidos de siempre: una puerta que se abre, alguien que va al baño o a la cocina, y abre la nevera o saca alguna taza o plato de un armario. Y mi mente echaba a volar. Pensaba que quizá sería tan sencillo como llamar a su puerta, preguntarle si quería un café. Pero allí estaba yo y mi timidez, dejando pasar el tren. Una vez más.

   Recuerdo haberme armado de valor otras veces con mujeres similares: demasiado bonitas, de las que también hice extensiva su belleza al interior, a la personalidad. Haber salido con ellas una vez y ver que la cosa no fluía como debería, pero aún así seguir obsesionado. Volverme dependiente de lo que me hacían sentir, aunque no pudiera, en algunos casos, estar más equivocado. Una de ellas ahora es lesbiana. Nunca te enamores de una musa. Es inspiradora, pero no real.

  Había soñado con ella (esto también sucedía con las anteriores) hacía un par de días. Se metía en mi cuarto vacío con otra amiga suya, y empezaba a buscar entre los bolsillos de mis chaquetas en el armario. Yo llegaba y la amiga, sentada, me miraba con cara de "nos han pillado". Le preguntaba si estaba buscando algo. La amiga de repente ya no estaba y ella se sentaba a mi lado y hablábamos un rato, y yo la iba cercando hasta que la besaba. Recuerdo su cabeza inclinada hacia arriba, con un rostro que no era igual que el suyo (como suele suceder en los sueños), dejando descubierto un cuello que me parecía infinito. Aquello quizá me dejó con la guardia baja.

    La mente es traicionera, y te juega malas pasadas, también a nivel consciente. "Esta vez no será igual, has aprendido bastante", o "esta no es como las anteriores" repetía esa máscara de mí mismo en mi cabeza. "No pierdes nada, el 'no' ya lo tienes". Siempre seguía el consejo de Ulises y me ataba al palo o me ponía tapones en los oídos. Busca algo que hacer. Vete a algún lado, entretente hasta que esta idea se te vaya de la cabeza. Pero aquella tarde no había nada, ni nadie estaba disponible. Era invierno.

  Pasaba por el pasillo por delante de su puerta de camino a la cocina. Pensar que estaba allí. Que quizá yo también le gustaba, y se sentía como yo. Siempre me había tratado bien. Pensar que, tal vez, mi felicidad estaba detrás de esa puerta, y que sólo son dignos de ella los que reúnen el valor para coger lo que es suyo, venciéndose a sí mismos y a ese miedo infantil, matando al niño para que nazca un hombre.

   No pude soportarlo más. Aunque estaba aterrorizado, llamé a la puerta.

Nadie contestaba. Llamé otra vez. La puerta estaba entreabierta, y se abrió lentamente.


  No había nada.




   Mi otra compañera de piso salió de su habitación para ir al baño. Al fin y al cabo, las puertas eran iguales.



Los dioses se reunieron para juzgar a mi mente.

- Has fracasado. La prueba consistía en resistir. Ser más fuerte que tu deseo y vencerlo. No confiar en tu inteligencia por encima de sus límites. Los dioses somos nosotros, no tú.
- Ok. Y cuál era el premio?
- Ella.




viernes, 19 de febrero de 2016


Por qué no enseñarán esto en las escuelas. Que me devuelvan el dinero. 





Resulta que el celebro segrega unas cosas que se llaman dopamina y además endorfinas y oxitocino y demas porquerías. estas sustancias en realidad son como una droga interna, quicir: 
- Te hacen sentir bien. 
- Te vuelves adicto a ellas. 
- Te alteran la percepción (es un estado alterado de conciencia en toda regla). Pueden llegar a modificar tu cerebro. 
- Tienes el mono cuando no estas bajo sus efectos. 

- La desesperación por conseguirlas te puede arruinar la vida. 

   En realidad es al revés, las drogas activan la producción de estas mierdas que ya están en tu cerebro, pero bueno, a efectos prácticos viene a ser lo mismo: 
esta puta mierda es la responsable de que te vuelvas tonto del culo cuando estas enamorado, te ofrecen un puesto de trabajo muy bueno, etc. Sabemos que no dura para siempre tampoco el efecto y que la resaca es jodida (es IGUAL que una puta droga, maldita sea).

Hasta aquí todo bien. 

   Según este enlace, http://m.medicalxpress.com/news/2015-11-theory-dopamine-role.html resulta que sirve para motivarnos, para alcanzar metas, etc. Para mejorar, en definitiva. Por eso aquello de "tú me haces mejor persona" etc. No. Es la puta dopamina, paleto. Es todo una ilusión. 

Pero entonces, ¿existe la sobredosis de dopamina? ¿Su consumo desmedido te puede dañar o destruir? ¿Cuál es la dosis adecuada y en que circunstancias es bueno dejarse llevar por ella?

Y a la vez, ¿se pueden usar drogas como sustituto de la dopamina y derivadas? ¿El consumo de ciertas drogas te puede hacer "mejor persona"?


   Pero qué hay de esas metas que en teoría te ayuda a alcanzar. ¿Son reales o sólo el producto de la ilusión en la que te mete ese estado alterado? ¿Hay que seguir los dictados de la dopamina (algunos, como Disney, lo llaman corazón)? O es todo un engaño, por el contrario.

La Tierra es plana



Quién nos lo iba a decir. Y, sin embargo, se mueve.

  La Tierra es plana. Lo era hasta que tuvimos la capacidad de ampliar nuestro punto de vista, hasta ser capaces de visualizarla desde el exterior, de una manera o de otra. En gran parte empezó con una abstracción, las matemáticas, una deducción lógica. Entonces fue redonda.

  Pero, de la misma manera, quizá ahora esta visión también sea incompleta. Quizá no tengamos los medios o no hayamos caído en la cuenta de que no es sólo redonda, hay algo más. Sólo es redonda desde este punto de vista.

  Y cuál es ese punto de vista: el físico. El que perciben los sentidos, es decir, tres dimensiones. Pero ahora resulta que existen más dimensiones. Resulta que el tiempo fluctúa, pero, de manera inexplicable, en Occidente seguimos considerando el tiempo como una línea, hablamos de un orígen, de un pasado y un futuro. Lo mismo ocurre con el espacio. También hemos demostrado repetidas veces que están ligados pero seguimos anclados al concepto tradicional. ¿Por qué? Porque probablemente tenemos miedo. Esa convención (no es otra cosa nuestro concepto del espacio-tiempo) es nuestra zona cómoda. Preferimos el malo conocido.

  Por qué somos incapaces de ver que la Tierra es más que redonda (igual que es más que plana). Porque utilizamos los instrumentos erróneos para ello: los sentidos físicos tradicionales. Queremos ver otras dimensiones con la vista, con el tacto, con el oído. Partimos de un error de base. Los cinco sentidos sólo reaccionan a estímulos tridimensionales, en mayor o menor grado.

  Entonces, qué utilizamos para poder ver esas dimensiones. El sexto sentido. Y el séptimo, y el octavo. Tantos como dimensiones hay. Y ninguno de ellos es ya físico.
  Por tanto, hay que mirar más hacia el interior que al exterior. La glándula pineal, el "tercer ojo". Un fotorreceptor "atrofiado" en el interior del cerebro. Vaya, qué casualidad.

  Es tiempo (nunca mejor dicho) pues de la filosofía, la imaginación, la intuición. Sólo así nos daremos cuenta de que la realidad es una convención, y del margen de maniobra que tenemos para crearla. En realidad son pensamientos bastante elementales, pero como contradicen las leyes físicas, nos negamos a creerlos. Por ejemplo, tan sencillo como darse cuenta de que no somos la cima de la civilización. Ha habido muchas culturas antes, y no tenían la misma concepción del mundo. Occidente es sólo eso, un punto en el tiempo y el espacio, con su verdad relativa, nada más. A menudo lo olvidamos, precisamente porque creemos que el tiempo es una línea, y por tanto estaríamos a la vanguardia según esa concepción. Nada más lejos.

   Quizá otras civilizaciones no tuvieron los mismos avances en medicina o tecnología, pero desarrollaron otras cosas. Es de un etnocentrismo vil despreciarlos por no alcanzar los mínimos que hemos establecido nosotros. Las comparaciones son odiosas.

  Y ahí está la clave. Probablemente avanzaron menos en lo físico pero más en el resto de planos dimensionales. Eran seres humanos también, al fin y al cabo. Ni siquiera sabemos con exactitud cómo eran sus vidas, y de eso hace tan sólo unos pocos miles de años. Y sin embargo creemos saber lo que ocurrió hace miles de millones de años, hasta el mismísimo origen de todo. Resulta un poco pretencioso para lo mucho que te queda por descubrir en tu propia casa. Lo mismo con el espacio. Queremos conocer los confines del Universo pero ni siquiera sabemos con exactitud lo que hay en el interior de nuestro planeta.

  Nos ponemos contentos porque nos llegan unas ondas de hace 13 millones de años. Y lo descubrimos ahora. No tenemos ni la más mínima idea, por tanto, de lo que está sucediendo ahora mismo en esos lugares. Y no duraremos 13 millones de años para explicarlo ni comprenderlo. Mirar a las estrellas es mirar al pasado. Muchas de ellas probablemente ya no existan, y habrá otras nuevas cuya luz todavía no nos ha llegado. Hasta la propia luz del sol tarda unos minutos en llegar a la Tierra. Podría haberse apagado ahora mismo y seguiríamos pensando que está ahí durante unos minutos. Es de sentido común, pero seguimos dándonos cabezazos contra la pared. El Multiverso se está riendo de nosotros. Y con razón.

   Qué forma tiene, pues, la Tierra, el Multiverso. Si a algo se parece, es más a una cebolla infinita, es concéntrica y casi toroidal. Como todas las cosas. Una muñeca rusa que no se acaba nunca, y que en algún momento vuelve al punto de partida. Una onda. Jamás una línea recta, que, paradójicamente, es una abstracción que raramente o nunca se da en la naturaleza.