lunes, 29 de abril de 2019

El monstruo de FrankenSpain


 Pues nada. Se acabó la "fiesta de la democracia", una vez más. La expresión resulta ya bastante significativa: votar no es un ejercicio de responsabilidad sino una "fiesta", una especie de partido de fútbol en el que los seguidores de cada formación celebran sus victorias como auténticos hooligans. Porque, en España, por lo visto, se trata de ganar o perder. Todos hemos escuchado ad nauseam aquello de "pero para qué vas a votar a (inserte aquí su partido pequeño), si no van a ganar".

  A partir de aquí (una base putrefacta), todo se descompone en, efectivamente, una fiesta, pero de estiércol y podredumbre, que anega todos y cada uno de sus tramos, incluída la cima.

  Tenemos entonces a gente que no vota a un partido porque le guste, sino porque "quiere ganar". Después está el voto por negativa: yo voto a X para que no salga Y.

  Con estos dos ingredientes en realidad ya bastaría, pero si le añades un fomento sistemático de la incultura (general y política) y un bombardeo constante de propaganda financiada por los mercados pues ya tienes tu jugada maestra: como seguir en el poder pese a continuar siendo el mismo inútil.

  Es más fácil presentar a alguien todavía más nefasto que tú para que te haga parecer bueno que hacer los deberes. Huy, que se nos ve el plumero fascista. Saca a los nazis, que nos harán parecer demócratas. Y millones de idiotas, por supuesto, tragan. El "mal menor", el sueño americano de España. Y así, amigos, es como se consigue que gente a la que hace dos días se les llenaba la boca de llamamientos a votar para defender la democracia del fascismo acabe celebrando la espantosa cifra de 24 nazis en el Congreso. No es casualidad.

   La transición era el caballo de Troya. Ahora es cuando salen aquellos que se escondían en sus tripas: fascistas a millones. Y no, no son "nostálgicos". Muchos de ellos ni siquiera llegaron a conocer la dictadura (la "oficial", no la encubierta). Son jóvenes. De dónde han sacado esas ideas entonces, si han vivido en "democracia" toda su vida? Pues precisamente de todo lo que se toleró en esa "tra-tra(ns)ición".

  "No hay que sacar a Franco del valle de los caídos, hay que sacarlo del Congreso", decía aquel. Pero es que tampoco hay que sacarlo del Congreso. De donde tiene que salir es de las cabezas de los putos españoles, y ahí ya sí que no lo verás ni en el Congreso ni en un mausoleo ni en ninguna parte. Pero eso no va a ocurrir. Y no solo por parte de las "derechas", sino también de esas fatal llamadas izquierdas que no se dan cuenta de que llevan el adn del caudillo igualmente. El tuit anterior, de hecho, es una clara prueba. El Congreso como figura paternal/militar que tome las decisiones por mí. Franco puro y duro.


  Como abstencionista o votante de partidos ultraminoritarios, tenía la esperanza de que se repitiera un resultado parecido al de las anteriores elecciones generalísimas: un parlamento mutante donde resulte imposible formar gobierno. Y es que realmente eso es lo mejor que le puede pasar a España y lo que mejor la representa: un sindiós ingobernable de lo más heterogéneo que pone en evidencia que, como país, es un proyecto igualmente fallido y absurdo. No se puede hablar de unidad de España y a la vez de "las dos Españas". Si hay dos Españas, no existe tal unidad. Y, por tanto, habrá que dividirla. Otra cosa no tiene sentido.

  Pero nuestros amigos de centro disfrazados de izquierda española se empeñan en mantener vivo al monstruo de dos cabezas (les suena lo del águila bicéfala?), pese a que entre ellas se muerdan y escupan constantemente.

  Así que lamento comunicar que si estás a favor de la unidad de España eres de los de "una, grande y libre". No vengas con rollos de dos españas que no cuela.

  Y es que por aquí es por donde hace aguas el invento. Un país que como tal es un mito y que solo permanece unido por la fuerza necesariamente tiene que ser ingobernable. Pero se nos olvida que una de las facetas de la anteriormente citada promoción exhaustiva de la incultura (a nivel histórico con el constructo de "la picaresca") es la falta total de nobleza y la tolerancia absoluta (cuando no directamente apología) del trepa.

   Por tanto, tenemos a partidos que ideológicamente aparentan ser opuestos (veremos como, de repente, el partido más votado pacta con aquellos que hace dos días eran parte del "trifáchico", y veremos también como se callan aquellos a los que se supone que esto les debería indignar) pero en el fondo son incapaces de romper con su adn franquista. Y recordemos la única orden que dio Franco a su heredero: "haz lo que quieras, pero mantén la unidad de España". Y los partidos españoles son todos muy obedientes con su papá.

   Total, que venderían a su madre y pactarían unos con otros sin pudor ninguno con tal de seguir cumpliendo el último deseo de ese científico loco con bigotito (y su familia adoptiva borbónica): mantener con vida ese engendro hecho de parches, aunque cada segundo de su miserable vida sea un infierno.

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