domingo, 30 de octubre de 2022

Cómo acabar con el cambio climático y salvar el mundo

   En los últimos días parece que prosperan los lanzamientos de alimentos y otras porquerías a obras de arte (algunos llegando a pegarse la calva a ellas), con el pretexto de luchar contra el cambio climático, por si no fuera suficiente alarde de estulticia el acto per se. 

  Y es que nunca dejarán de sorprendernos los neuropitecos. Las generaciones que se supone que van a sufrir las consecuencias del apocalipsis se dedican a tirar tomate a cuadros para evitarlo. Obviamente merecemos la extinción. 

  Me estoy imaginando a los directivos de petroleras, horrorizados ante la visión de un Monet cubierto de puré de patata, llorando e instantáneamente arrepintiéndose de todo lo que han hecho en su vida y metiéndose a monjes con tal de que no tiren más tomate a pinturas. 

 Ni siquiera una ameba sería tan ingenua. 

 De verdad esto es lo único que se les ocurre? Lamento, pues, comunicar que a las famosas "élites" no se les piden las cosas por favor: se les obliga.

 Cómo? Pues hay mil maneras:

-  La primera, votando. O más bien no votando a partidos cómplices de este paripé de tratados de París y demás mareos de perdiz. Que son, efectivamente, la mayoría. Pero hay partidos pequeños, y comprometidos con causas similares. O, si no te gusta ninguno, no votes. Pero si votas a los de siempre, estás autorizandoles a que sigan haciendo lo de siempre. 

  Pero sí, esto sólo pasa cada cuatro años. Ojalá hubiera una forma de votar todos los días. Vaya, pues resulta que tienes la cartera llena de votos. 

- No compres (en la medida de lo posible) a multinacionales, grandes superficies y demás promotores del consumismo salvaje. La diferencia entre ellos y la tienda del barrio es que a esta última vas a comprar lo que necesitas, y no te van a intentar vender a su madre. Porque lo que quieren es vivir, no abrir 40 sucursales. Cada euro que gastas es un voto a una empresa. Si no te gusta lo que hace McDonald's, no vayas. Y, si todo el mundo hace lo mismo, cambiarán para volver a vender o quebrarán. Es muy sencillo. La magia de la oferta y la demanda, pero usada de manera consciente. Quieres obligar a una multinacional o petrolera? Promueve el boicot en vez de hacer el payaso en un museo. Pero para eso hay que hacer sacrificios, claro. 

 - En la misma línea, no tengas tu dinero en bancos mayoritarios. Los hay que tienen principios más éticos e invierten en proyectos de desarrollo sostenible, renovables etc. 

- Contrata energía procedente de renovables. 

- Usa las cosas hasta que se rompan y no se puedan reparar, y no compres más hasta que las necesites de verdad. En otras palabras: pasa de las modas y lo que diga la gente. Lo que "se lleva" esta temporada es un constructo publicitario para que compres mierda que no te hace falta, y la jugada es intentar hacerte sentir mal porque todo el mundo lleva lo mismo. De lo contrario, moriremos todos, pero yendo a la última. 

- No tengas hijos (o ten uno como máximo). Esto es algo que no te dirá Greta Thunberg, pero lo más ecológico que puedes hacer es no tener hijos. Más que comprarte un coche eléctrico, mil veces más que poner placas solares. Obviamente en un planeta con recursos limitados no es sostenible un crecimiento exponencial de la población como el actual. Tarde o temprano habrá que controlar la natalidad o terraformar otros planetas (suerte con eso, no sabemos ni ponernos una mascarilla correctamente y queremos llevar una escafandra), pero tampoco están por la labor porque claro, cada nacimiento es un futuro consumidor. 

  Esto puede sonar radical, pero es la solución más rápida y efectiva. Y, si a alguien le parece excesivo, entonces es porque la cosa no es tan urgente, el apocalipsis no es para tanto y puede seguir esperando mientras nos multiplicamos sin parar. 


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