viernes, 16 de octubre de 2015

Aire (o La Muerte de la Música)



   No se pueden poner puertas al campo, aparentemente. Y, sin embargo, se ponen. No se puede cobrar por el sol, y también se hace. Si los arboles dieran wifi bla bla bla bla.

  La música es un fenómeno a medio existir, a caballo entre lo real y lo intangible, de carácter efímero. Por eso quizá tenga un plus de magia dentro de las artes. Dónde está la música. ¿Habrá música el día que no haya un medio para reproducirla?. Si un árbol cae en el desierto y no hay nadie para verlo, ¿sonará música?

  Parece que, finalmente, la música ha entrado en ese dominio de las cosas que no se pueden comprar y que nadie valora, como el aire que respiramos etc. Es aire, al fin y al cabo, en movimiento. Vender música. Vender aire.

  Pero aire procesado. A nadie le parece mal pagar por el agua de manantial. Porque esta procesada. O simplemente embotellada. No nos parece lo mismo con la música. Ha de ser gratis. No importa el proceso. No importa el coste. Nadie esta dispuesto a pagar por ella.

   Y se han acostumbrado a que siga estando ahí, por arte de magia, como el aire que respiramos. Pero el día que se tale el ultimo árbol os daréis cuenta de que el dinero no se come, decir Gran Jefe una vez (luego ser tiroteado, por cierto). Deberíamos mostrar un poco mas de respeto por el aire, procesado o no. Los músicos deberíamos dejar de hacer música. Momento que llegará tarde o temprano, aunque muchos crean que no. Por mucho amor al arte que haya, es una iniciativa cada vez menos sostenible. Y vivimos en una sociedad capitalista (menos para la música, parece ser). La muerte de la música ya esta llegando. Nuestra generación fue la primera engañada. Crecimos cuando todavía era un negocio, pusieron ese caramelo en nuestra boca, y cuando tuvimos la edad suficiente para entrar en ese mercado, internet apareció, y todo se había desvanecido.

   Pero qué pasa con las nuevas generaciones. Ellos no tienen ese modelo. Actualmente impera el "downsizing", consecuencia lógica de la falta de presupuesto. Las bandas cada vez son mas pequeñas y ofrecen menos espectáculo, obviamente. En muchos casos es tan sólo una persona, como el caso de la música electrónica o los artistas producto de programas de televisión. Obviamente cada vez hay menos puestos que ocupar, y por tanto menos ejemplos para soñar. Las carreras son mucho mas cortas también. Fast food. Quien se acuerda de aquel que participó en la segunda edición de Operación Triunfo. Un par de años de gloria prefabricada, en el mejor de los casos, y para casa. Por tanto, cada vez menos gente querrá dedicarse a eso, aunque los medios (equipos, etc) se hayan popularizado mucho. Tenemos, por tanto, muchísimos mas músicos amateur y muchísimos menos profesionales. Como los jóvenes no tienen experiencia ni medios ni oportunidades, se alarga la edad de "jubilación" hasta lo ridículo. Vuelven todos los sexagenarios cuando han dilapidado la fortuna que hicieron en drogas y divorcios, acaparando una buena porción del mercado, para más asfixia de la cantera.



    Con toda esta actitud, la calidad de la música ha descendido muchos enteros. "Ya no hay grupos como los de antes", etc. La falsa demanda de "algún incentivo extra" para venderla impulsó a la industria a hacer de ella un reality show, abarcando la mayor parte de la ya exigua cuota de mercado con un subproducto híbrido, en el que prima la imagen sobre el arte.
  El resto de iniciativas son prácticamente amateur. Esta imposibilidad de profesionalización provoca que el producto se haga sin los medios ni el tiempo que requerirían. La calidad se resiente una vez más.

  Los sentidos no son puros. El oídopor ejemplo, tiene mucho de tacto. El cuerpo humano es, en gran parte, agua, que vibra con esos sonidos. Estamos contaminando la musica, igual que el aire. Y tiene efectos adversos en el cuerpo tambien, creanme. Es comida para tu cerebro. No quieres darle basura.


Le hemos perdido el respeto. Le hemos arrancado la dignidad. La estamos matando de hambre, y con eso la estamos obligando a prostituirse. Nos la follamos cuando queremos, y después la dejamos tirada. Y decimos que la amamos. No la amamos. Es sólo una sucia puta que nos da placer temporal. La estamos arrastrando por el suelo. Esta enferma y agoniza, lleva años dándonos signos de ello, pidiendo auxilio.

Nos da igual.


Vaya temón que me he bajado, suena de puta madre en mi iPhone de 600 euros. Me encanta. No podría vivir sin música. Ponme otro frappuccino a 5 euros.





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