lunes, 5 de octubre de 2015

Ética



Que no pare la fiesta. Aquí en el este de Londres unos anarquistas han atacado un café hipster por considerarlo un símbolo de la gentrificación. Pero claro, con los verdaderos culpables no tenemos huevos a meternos. No apedrearon ninguna inmobiliaria ni banco. Porque claro, tienen CCTV y abogados muy caros. De la misma manera, nos bajamos música y cine porque en casa no hay CCTV, pero luego no nos quejamos cuando nos piden 10 euros por un cubata o 5 por un paquete de tabaco.

 Somos anticapitalistas para lo que queremos.

  En tiempos de crisis es cuando descubrimos que los punkis tenían razón. Sí, ellos vieron venir todo esto hace muchos años. Pero si ahora en vez de seguir atacando al causante de todo esto atacas a la moda imperante, estás siguiendo esa moda. Tu anarquismo es una pose también.

  El sistema. Otro viejo problema al que se lleva siglos dando vueltas, cuando la solución quizá es más sencilla de lo que parece. Cuál es el verdadero problema, el sistema? El capitalismo ha fracasado, sí, relativamente. Pero también lo ha hecho el comunismo (relativamente también). Qué es mejor entonces. En este punto es cuando descubrimos (o deberíamos descubrir) que cualquier sistema podría funcionar y ser válido. Pero siempre que se utilice con ética.

  El dinero es malo. ¿Sí? ¿Te pega? ¿Te muerde? El dinero es una herramienta neutra. Un martillo, ¿es malo? Es bueno para clavar clavos, es malo para estrellarlo en la cabeza de otro. ¡Acabemos con los martillos!

  La ética. Esa misma que todo el mundo quiere borrar de las escuelas, porque "no sirve para nada". Igual que la filosofía. Pero luego votamos a partidos de mierda y nos damos cuenta de que, llegado a este punto, las personas valen menos que el dinero y que las pasamos putas para garantizar cuatro cosas básicas, y entonces nos preguntamos por qué pasa esto. A lo mejor la ética servía para más de lo que creías.


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